Menos del 5% de los desarrollos habitacionales activos en México cuenta con certificaciones de sustentabilidad, pese a la existencia de incentivos como la hipoteca verde.

El especialista señaló que el reto no está en construir más, sino en construir de forma distinta. “El futuro va a estar en la transformación que puedan tener la demanda y las estructuras urbanas”, explicó Urbano. Desde su perspectiva, las empresas deben pensar desde ahora cómo será la vivienda del 2030.
Esta transformación requiere colaboración entre desarrolladores tradicionales, jóvenes innovadores y políticas públicas.
Desfase entre la oferta y la demanda
En los últimos años, la estructura de la demanda cambió. Las personas solteras, los adultos mayores y quienes buscan movilidad o flexibilidad exigen nuevas soluciones.
En lugar de priorizar la propiedad, muchos usuarios consideran la renta, el co-living o la inversión en vivienda para arrendamiento como alternativas viables.
“Cuando está todo tan caro, no suena tan malo rentar”, comentó Urbano. Este cambio abre paso a esquemas organizados como el multifamily, que ya se posiciona en zonas con alta plusvalía como alternativa al mercado informal.
El informe «Perspectivas del Mercado Inmobiliario 2025» de la consultora Tinsa reportó que 42% de los créditos colocados en 2024 correspondió a personas entre 25 y 34 años, y 31.1% a personas entre 35 y 44 años.
Estos grupos buscan viviendas bien ubicadas, cercanas a espacios públicos, centros comerciales y transporte. Para acceder a estos entornos, aceptan unidades más pequeñas.
Pese a este panorama, la oferta se mantiene anclada a modelos tradicionales. “El sector está todavía atorado generando el producto convencional porque es el producto que se está vendiendo”, señaló el experto del foro, en donde también habrá un Think Tank para nuevos negocios de la industria.
Monterrey concentra 37% de las unidades desplazadas entre las grandes ciudades y 44% de su stock corresponde al segmento de interés social. Aun así, el producto disponible no siempre responde a la diversidad de los hogares actuales ni a la lógica urbana que exige cercanía, conectividad y eficiencia.
El mismo reporte identificó una reducción de entre 14 y 20 metros cuadrados en el tamaño promedio de las viviendas en la última década. Esta tendencia busca mantener un precio competitivo, aunque implica nuevos retos de habitabilidad.
Además, menos del 5% de los desarrollos activos cuenta con certificaciones de sustentabilidad. Esto representa una oportunidad pendiente en un contexto donde existen incentivos como las hipotecas verdes, que ofrecen condiciones preferenciales para vivienda eficiente, de acuerdo al especialista.
El uso de tecnología aún es limitado
El sector avanza hacia la digitalización, pero lo hace de forma parcial. Horacio Urbano explicó que las empresas adoptaron herramientas tecnológicas en procesos como ventas o administración de obra.
Sin embargo, no han integrado plataformas que conecten el diseño, la construcción y la relación con los usuarios.
“El cambio de fondo ocurrirá cuando adopten herramientas que les permitan integrar toda la cadena de valor con los usuarios.”
Mientras tanto, los usuarios avanzan por otro camino. Urbano señaló que las nuevas generaciones ya piensan en soluciones similares a aplicaciones móviles que les permitan encontrar, rentar o cambiar de vivienda con flexibilidad.
“Un chico se pregunta si Amazon le puede prestar para una casa, y un buen día Amazon le va a decir que sí”, afirmó.
La transformación llegará, aunque tarde
El compromiso de organismos como Infonavit y Fovissste para detonar un millón de viviendas durante el sexenio representa un punto de inflexión. “El reto es hacerlas bien”, dijo Horacio Urbano, en referencia a la necesidad de responder a distintos perfiles y entornos, desde ciudades medias hasta municipios aislados.
Estas instituciones no construirán directamente. Canalizarán recursos hacia empresas privadas, que deberán responder con soluciones adecuadas en costo, ubicación y diseño.
La alianza con el sector privado definirá si esta meta logra impulsar una transformación de fondo o solo repite patrones anteriores.
Algunas propuestas ya se encuentran en fase de desarrollo. Existen proyectos que ofrecen financiamiento para muebles, modelos modulares de arquitectura y sistemas de evaluación crediticia con base en el comportamiento de los usuarios.
Sin embargo, estos esfuerzos siguen aislados y sin integración con el resto del sector.
“Muy pocas empresas tienen áreas de desarrollo tecnológico. Sin embargo, hay jóvenes que sí trabajan en ideas innovadoras. Lo que se necesita es que se conecten con los actores que están operando en el mercado”, comentó.
Aunque el sector aún no está listo, la transformación ocurrirá. “Los desarrolladores se van a adaptar, no tengas duda”, concluyó Urbano.
Fuente: El sector inmobiliario necesita cambiar antes de 2030, pero avanza lento